Nuestra tierna infancia.
Durante los últimos años hemos vivido una auténtica revolución en cuanto a la información que diariamente consumimos. Algunos todavía conservamos en una estantería nuestra vieja enciclopedia, aquélla a la que recurríamos en primera instancia cada vez que nos ponían un trabajo en la escuela, acumulando polvo en las estanterías de nuestras casas o de las de nuestros padres.